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Desafio Vietnam

Viaje en moto enduro offroad por Vietnam – Crónica

Estamos a mediados de agosto de 2015. Estoy en el aeropuerto de Barcelona, rumbo a Hanoi, donde me espera mi colaborador Tuan para iniciar la exploratoria de un viaje que tiene todos los números de ser un reto en potencia: una ruta en moto enduro por el norte de Vietnam.

Es mi primera vez en el sudeste asiático, y nada más poner un pié en tierra experimento en primera persona aquello que tanto había oído y leído: la humedad. Índices superiores al 90% acompañan a esta región del planeta día si y día también, pero como en todo en esta vida, es cuestión de tiempo: a las pocas horas, ya en casa de Tuan, estoy más que acostumbrado. Hace calor, pero soportable.

Pasamos el fin de semana con la familia de mi anfitrión en su casa de pueblo, a las afueras de Hanoi. El tráfico aquí es endiablado, imperando la ley del más fuerte. La cantidad de scooters por estos lares es increíble. Pese al caótico tráfico, como siempre, hay ciertas reglas intrínsecas en él que, si estás atento, pronto entiendes y aplicas, manteniendo siempre sí la atención plena en la conducción.

Es hora de ponerse en marcha. El lunes volvemos a Hanoi con la familia. Tras dejar a los hijos en el colegio, vamos directos al garaje. ¡Empieza la acción!

Rumbo al norte

Preparamos las motos y la equipación para la ruta de los próximos cinco días. En un viaje exploratorio se ruedan menos días pero más distancia, para optimizar costes: en la ruta final del viaje, todo el recorrido se realiza de manera más equilibrada.

Ya a bordo de nuestras Honda XR250, salimos serpenteando entre el tráfico hacia las afueras de Hanoi, y rápidamente dejamos las carreteras principales para tomar rutas secundarias. Es por eso que la moto no se queda corta: es más que suficiente para disfrutar del viaje por la ruta elegida, y será la moto ideal para las partes offroad que nos esperan.

Tras una ruta magnífica entre pueblos y montañas, con sol y un poco de lluvia, nuestra primera parada es en una casa tradicional thai en el Parque Natural de Ba Be, junto a un enorme lago rodeado por los omnipresentes campos de arroz.

Las casas thai son únicas en su diseño: se construyen elevadas en pilares sobre el suelo para evitar la humedad y permitir que el ganado descanse (aunque hoy en día esta planta baja suele tener otros usos). Constan generalmente de una única habitación, de tamaño muy grande, con espacio para dormir en los laterales. La vida se hace en conjunto, en la gran sala: el valor de la familia en Vietnam es muy alto, como pude comprobar en casa de mi anfitrión. Y así es como nosotros hacemos vida esta primera noche en la ruta por Vietnam.

Offroad por los senderos remotos del norte de Vietnam

Según me explica Tuan, el paisaje de esta zona de Vietnam es único en el mundo por una sencilla razón: hace millones de años ocurrió un fenómeno geológico sólo aquí, que formó el actual paisaje. Un gran desprendimiento subterráneo hundió gran parte del terreno desde la frontera con China hasta el mar, dando lugar a estas colinas (con el tiempo redondeadas) que aparecen como setas por todos lados. Ellos les llaman los ”Dedos de Buda”. Este paisaje sólo puede verse aquí, porque es consecuencia de este gran fenómeno. Son famosas las fotos de la bahía de Ha Long, con estas colinas emergiendo del mar. Bahía, por cierto, que será el fin de ruta en Desafío Vietnam, a bordo de un barco privado.

Los caminos y carreteras aquí son estrechos y sinuosos. Subimos cientos de metros para descenderlos seguidamente. Rodeamos una colina para, seguidamente, rodear la siguiente por el lado opuesto. En un momento dado, siguiendo un camino de apenas un metro de anchura, descendemos hasta un río de más de cien metros de ancho. ¿Cómo cruzarlo? Sencillo: ¡con una balsa de bambú!. Poco después toca volver a subir la colina en la otra orilla del río. En apenas una hora hemos descendido 200 metros, hemos cruzado un río en balsa y hemos ascendido 200 metros… ¡Así es el norte de Vietnam!

Nos encontramos todo tipo de terrenos: tierra, pista ancha, pista estrecha, piedras, roderas… Es una auténtica experiencia de conducción en un entorno que quita el hipo. La selva nos rodea en más de una ocasión, y no son pocas las veces que rodamos por caminos en laderas con espectaculares vistas. Claro está, hay que vadear ríos y pasar pedregales. Lo único que no encontraremos aquí es arena: todo lo demás está en Vietnam.

No obstante, no es un viaje difícil: debo confesar que soy un piloto offroad del montón, con poca experiencia, y superé todos los obstáculos. Hay pequeños tramos del viaje que pueden resultar técnicos, y los superamos con trabajo de equipo y ayuda mutua. El recorrido global del viaje tiene una dificultad media, accesible a cualquier persona que tenga una mínima experiencia offroad.

La vida en las montañas de Vietnam

Durante los tres días de ruta por estos terrenos, vamos encontrando casas muy alejadas de la carretera principal y de todo. Tuan, como buen conocedor de su país que es, me asegura que la mayoría de sus habitantes no han salido de la región en toda su vida. Siguen usando métodos tradicionales para tareas como tejer, cocinar o fabricar cualquier utensilio de la casa.

La producción de arroz, que se realiza en cualquier porción de terreno que sea apta para ello, es el modo de vida habitual. No es extraño ver terrazas artificiales en las escarpadísimas laderas repletas de arroz. El té de arroz es la bebida por excelencia: un licor con alcohol hecho de los jugos del arroz. Se trabaja duro en el campo: toda una vida agachándose para recoger arroz inevitablemente te doblega el cuerpo.

La vida aquí está muy alejada de nuestros cánones. Los niños van al colegio andando, a veces varios kilómetros, por los mismos caminos por los que llegamos a sus casas en moto. Tu vecino aquí es la próxima casa diseminada por las montaña, quizás a cien metros, quizás a cinco quilómetros. La hospitalidad es una característica básica de estas gentes, en apenas unos segundos te sientes parte de la familia. Las comidas, multitudinarias, constan de muchos y variados platos de los cuales todo el mundo, sentado en el suelo alrededor de ellos, va picando a voluntad durante más de una hora.

Nosotros vamos recorriendo todos estos caminos, todas estas rutas entre casa y casa, con nuestras motos de enduro, disfrutando de una inmersión total en lo más profundo del norte de Vietnam. Apenas he visto extranjeros en todos estos días, sólo a nuestro paso por las principales localidades y, aún y así, han sido muy, muy pocos, lejos de las enormes aglomeraciones de otras zonas de este país.

De vuelta a Hanoi

La ruta ha estado interesante y hemos podido definir y equilibrar bien la ruta del Desafío Vietnam. Es hora de volver hacia la capital, como siempre, siguiendo las carreteras secundarias de acceso a Hanoi.

El último fin de semana lo volvemos a pasar en casa del pueblo de Tuan. Nos dedicamos a finalizar los detalles del viaje, a descansar, charlar con los vecinos del pueblo, pescar y ver como mi anfitrión, una eminencia en el kung-fu nacional, entrena a todos los chicos del pueblo en el patio de su casa: impresionante.

Ya en Hanoi, celebramos el buen trabajo realizado con un buen brindis y me despido de mis colaboradores.

Si quieres experimentar de primera mano todas estas historias, ¡no lo dudes más y ven con nosotros al Desafío Vietnam!


Consulta toda la información de este viaje en la web oficial:
Desafío Vietnamhttp://desafiovietnam.com