El inicio de nuestra aventura es Bishkek, la capital de Kirguistán, el país más alejado del mar en el mundo. Aunque no tiene mar, cuenta con una naturaleza espectacular y paisajes que quitan el aliento. Este país de nómadas, que aún existen, será el escenario de nuestro viaje de aventura en moto por Kirguistán, como hacemos cada verano en este lugar único. Para la edición de 2024, también incluimos una incursión por el sur de Kazajistán. ¡Así que arrancamos!
Tras un paseo por la ciudad, lo primero, por supuesto, es recoger las motos. Nos esperan listas en el taller de nuestros colaboradores en Kirguistán. Hacemos el papeleo y los ajustes necesarios, y nos dirigimos al hotel para disfrutar de la primera cena en grupo.
¡Y por fin llega el esperado momento de comenzar la ruta! Dejamos atrás el caos del tráfico de Bishkek y nos dirigimos hacia las zonas más rurales. Nos sorprende un pequeño chaparrón antes de subir al puerto de Too Ashuu y su famoso túnel. Ya al otro lado de las montañas, hacemos una parada para contemplar las vistas sobre el valle. Bueno, ¿primeras impresiones?
No es para menos: el impresionante valle que se abre ante nosotros ya nos permite intuir que Kirguistán promete, ¡y mucho! Las ganas nos impulsan a seguir. Descendemos el puerto de montaña y nos dirigimos hacia la pequeña localidad de Kyzyl-Oi. Comenzamos a ver los primeros ríos, siguiendo el curso de uno de ellos, que baja con mucha fuerza. La pista en el valle es una delicia para conducir.
Nos detenemos a almorzar en Kyzyl-Oy con una familia local que acoge a viajeros. Como es tradicional aquí, comemos una sopa, un plato de plov (arroz típico de Asia Central) y, de postre, sandía y los dulces que siempre están sobre la mesa. Todo esto acompañado de té, la bebida que más se consume aquí. Tras una pequeña sobremesa, seguimos la ruta hacia nuestro destino de hoy: la pequeña localidad de KyzArt. Y los paisajes empiezan a ser más y más bonitos, a medida que avanzamos…
Llegamos a KyzArt, donde nos alojamos en un acogedor hotel nuevo en un pueblecito muy tranquilo, en este valle idílico. Tiempo para descansar, disfrutar del entorno, poner a punto las motos, cenar y esperar el nuevo día.
Ese nuevo día es la etapa 2, una etapa corta en términos de kilómetros pero intensa en inmersión en lo que verdaderamente es Kirguistán: la cultura nómada en un entorno paisajístico espectacular.
Nos detenemos en el camino a visitar a una familia nómada. Nos hemos parado a saludar y les hemos preguntado si podíamos visitar las yurtas. Y aquí está la hospitalidad kirguiza: nos preparan de todo y nos invitan a pasar adentro a comer y pasar un rato con ellos. Es una familia con seis hijos que pasan el verano aquí cuidando el ganado. En cierto modo, siguen siendo nómadas, porque las yurtas las montan y desmontan cada año, y en invierno regresan a la ciudad. Nos despedimos, agradecidos por la hospitalidad, y seguimos hacia nuestro destino de hoy: el impresionante lago Son Kol.
El lago Son Kol es mucho más que un espejo de aguas turquesas rodeado de verdes praderas e imponentes montañas. Es un refugio de tranquilidad donde el tiempo parece detenerse. Los pastores kirguises son hospitalarios, ofreciendo comida y bebida a todo aquel que se acerca a sus yurtas. Aquí, a orillas del Son Kol, las tradiciones se mantienen vivas y se transmiten de generación en generación, impregnadas de una conexión profunda con la tierra que los rodea.
Nos levantamos pronto para iniciar la tercera etapa, una de las más intensas y espectaculares de este viaje.
Sobre las dos del mediodía, llegamos al valle de Tash Rabat, donde comemos. El día es fantástico, soleado, y las vistas son magníficas. Es el momento ideal para visitar este caravanserai, que sigue en pie desde el siglo XV.
Un caravanserai era un refugio para los comerciantes y viajeros que recorrían la ruta de la seda. No perdemos la oportunidad de visitarlo. La cantidad de cosas que habrán visto estas paredes…
Y seguimos, los últimos 100 km de asfalto hasta Naryn.
La cuarta etapa nos llevará hasta la parte más al sur de este viaje. Vamos tan al sur del país que, al llegar cerca de la frontera con China, necesitamos un permiso especial para acceder al valle al que nos dirigimos.
Tras recorrer paisajes que nos recuerdan a los Alpes, llegamos al punto de control prefronterizo, con camellos salvajes incluidos. El trámite es rápido y no tardamos mucho en seguir la ruta.
Quedan muy pocos kilómetros para llegar a una de las escenas más bonitas del país.
Este valle está rodeado de montañas de más de cinco mil metros de altura, y en su extremo más meridional termina en el impresionante lago alpino de Kel Suu. Será nuestra excursión en el día de mañana.
La tarde de esta etapa la aprovechamos para pasear por el valle y contemplar su grandiosidad.
El tiempo acompaña y nos vamos a visitar el lago Kel Suu, algunos a caballo y otros a bordo de una camioneta GAZ de la época soviética. Puede con todo: atravesamos ríos, barrizales, caminos de piedra… una auténtica bestia del off-road.
El último kilómetro y medio para ascender al lago lo tenemos que hacer a pie, porque las lluvias de los últimos días han dejado la pista muy resbaladiza. Sortear doscientos metros de desnivel en un kilómetro y medio puede no parecer mucho, pero hay que tener en cuenta que estamos a 3500 metros de altitud.
Eso sí, merece la pena el esfuerzo para llegar a ver este lago tan espectacular.
Regresamos de nuevo al campamento para almorzar, recoger las motos y deshacer el camino hasta Naryn y seguir la ruta hasta Kochkor.
Cambio radical de paisaje. Estamos en el lago Issyk Kul, donde los locales vienen a bañarse. Visitamos el cañón de Skazka y vamos a la pequeña localidad de Tamga a comer, en un antiguo balneario de la época soviética que no ha sido reformado desde entonces, y he ahí su encanto: historia viva.
Si a alguien le gustan los mosaicos de la época soviética, aquí tiene un museo entero.
Nuestra siguiente parada será el valle de Barksoon, que se adentra unos kilómetros en las montañas desde el lago Issyk Kul. Este lugar es famoso porque hay una estatua de Yuri Gagarin, el cosmonauta de la URSS.
Pero también es famoso por estos paisajes que estáis viendo, que son espectaculares y están apenas a 5 km del lago Issyk Kul.
Seguimos nuestra ruta por la tarde bordeando el sur del lago. Una breve parada para repostar y seguimos.
La última parada del día de hoy es Jety Oguz, un valle famoso por sus características montañas rojizas.
Estamos ya cerca de nuestro destino en el día de hoy, la ciudad de Karakol, una de las más importantes del sureste del lago Issyk Kul.
Y encaramos ya lo que será la última etapa de este viaje: el sur del país, vecino de Kazajistán. Regresaremos a Bishkek por la cara norte de las montañas de Tian Shan, visitando algunos de los lugares más bonitos del sur de Kazajistán, como el cañón de Charyn o el lago de Kolsay.
Una buena oportunidad para conocer un país más, recorriendo el límite entre las montañas y la estepa.
Y es aquí, en Almaty, donde finaliza nuestro viaje en moto por Kirguistán y Kazajistán. Nos queda solo regresar a Bishkek por la ruta principal, devolver las motos y regresar a casa. Detrás quedan nueve días recorriendo estas tierras de Asia Central.
¡Gracias a todos los que participasteis en esta ruta!
¡Nos vemos en la próxima edición!
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