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Ekaterimburg 5

Crónica de viaje en el Transiberiano 2019. Parte 3: Ekaterimburgo

La capital norte de los Urales es Ekaterimburgo, denominada Sverdlovsk hasta 1991. Una parada tradicional en la ruta del Transiberiano. 

Llegamos de buena mañana y, tras del desayuno, hacemos el check-in y descansamos un poco. Esta vez el tiempo nos acompañaba, y lucía el sol y la temperatura era agradable. A las 10:30 salimos al encuentro de nuestra guía, que nos llevó a recorrer algunos de los lugares más importantes de la ciudad.

En Ekaterimburgo es visita obligada la Catedral sobre la Sangre Derramada, una catedral erigida en lo que antes era la Casa Ipatiev, lugar donde el 17 de julio de 1918 fue asesinado el último zar ruso junto con su familia, en la revolución bolchevique. En este lugar, Marina, la guía, nos explicó la historia de los zares de Rusia.

Seguidamente fuimos a visitar la presa de la ciudad, en el río Iset. Ekaterimburgo se originó alrededor de una fábrica metalúrgica, y fue creciendo hasta lo que es ahora. En el lugar de la presa es donde estaba esa fábrica. Ahora es un parque con un lago y fuentes, un espacio para la ciudad.

Y en Ekaterimburgo también hay otros puntos de interés, como por ejemplo el Museo de Boris Yeltsin. En esta ciudad es donde Yeltsin empezó su carrera política. En su museo podemos repasar la historia reciente de Rusia (siglo XX) con especial énfasis en la Perestroika. Es muy interesante, pues se pueden visitar varias salas con recreaciones de cómo eran las casas, las oficinas e incluso la oficina del presidente en la época soviética y de la caída de la Unión Soviética. Hay objetos de época, cartas originales, y muchas reliquias de los 80 y 90. Un interesante viaje en el tiempo que nos recordaba a aquéllas imágenes del ideario colectivo acerca de la Unión Soviética.

Tras almorzar en el restaurante «1991», ubicado en el museo mismo y con espectaculares vistas al embalse, volvimos al hotel a descansar. A media tarde regresamos al centro de la ciudad, con el objetivo de subir al mirador de la planta 52 de la Torre Vysotsky, el edificio más alto de la ciudad. Desde las alturas pudimos contemplar una espectacular panorámica de toda la ciudad y los alrededores. Tras la cena en un restaurante tradicional, ambientado como si fuera una casa rusa particular, regresamos al hotel para descansar. 

A la mañana siguiente, tras un poco de tiempo libre, nos encontramos a media mañana para hacer el check-out e ir hacia la estación situada al otro lado de la plaza del hotel. Nuestro tren salía al mediodía. Una nueva jornada de viaje, esta vez de un día entero, a bordo del Transiberiano.

Como Es Viajar En El Transiberiano 6

Durante el viaje en el tren, éste va realizando pequeñas paradas. Es el momento ideal para bajar un rato del vagón, estirar las piernas y, si se quiere, comprar algunos pequeños souvenirs o comida preparada que venden las vendedoras locales, que se acercan siempre a la estación con comida para los viajeros.

La vida en el tren es calmada y pausada. El paisaje va pasando y cambia muy poco a poco. Es momento de charlar con la gente o descansar. Estuvimos hablando con un padre que volvía a casa tras tres años en Chechenia. Su hija tiene cinco años y no la había visto desde que tenía dos años. Era militar, y estaba al cargo de 5.000 hombres, según nos contó. Hablamos de la vida en Rusia, en Europa, sobre su familia, nuestro viaje… de todo un poco. Nos sirvió para tomar un poco de contacto con las realidad rusa. 

Por la noche, en el tren, la gente se relaja en el vagón restaurante, donde se puede cenar, o bien en sus camarotes, cenando en privado y charlando. Al son de las vías de tren, caímos dormidos y listos para iniciar un nuevo día en una nueva ciudad: Novosibirsk.