Tras llegar a Nouakchott y dormir allí, nos despertamos para realizar la etapa de enlace del Sahara Desert Challenge 2015 hasta la frontera de Diama, atravesando el Parque Natural de Dwaling, donde el río Senegal y sus derivaciones llenan de verde el paisaje. Decenas de flamencos descansaban cerca del agua. Algunos jabalíes cruzaban la carretera. Águilas volaban cerca nuestro, y otras especies animales que habitan en este parque se dejaban ver a nuestro paso. Finalmente, a media tarde finalizamos todos los trámites de paso de frontera, compartiendo cruce con nuestros ya amigos de la Africa Eco Race, y a eso de las cinco y media de la tarde llegamos a nuestro hotel/camping en la Langue du Barbarie, en Saint Louis. ¡Momento ideal para disfrutar de otro baño en el Atlántico!
El cambio al entrar en Senegal es evidente. De repente, todo se torna mucho más colorido, la vida emerge por todos lados, hay muchísima más gente, y sobretodo muchos más niños. Hay más infraestructuras y, en general, se respira una sensación de mayor bienestar, pese a las también evidentes dificultades por las que pasa el país y sus gentes. La vida sigue, y a todo ritmo, porque Sant Louis se viste de fiesta esa noche para celebrar unas festividades religiosas locales. En las calles hay escenarios, los vecinos se juntan para bailar y cantar, y en los pubs y bares cerca del río y de la zona colonial antigua la vida está en plena ebullición.
Y tenemos la sensación de que Senegal se nos va a quedar corto, porque nos despertamos ya en el día de la última etapa del viaje, en la que llegaremos al mítico Lago Rosa cerca de Dakar, tradicional punto final del Rally Dakar en sus tiempos por África y punto y final también del Sahara Desert Challenge, el viaje que nos ocupa, uno de cuyos objetivos es recrear el ambiente de ese rally tan especial en un ambiente no competitivo. Así que tras el briefing matinal informativo sobre el día, todos los participantes toman la salida hacia la decimoquinta y última etapa. Esta hay que disfrutarla al máximo, pues mañana no va ha haber más y habrá que esperar un año entero hasta la próxima edición para volver a vivir esta aventura…
La etapa empieza recorriendo los pequeños poblados cerca de la costa. La pista es sinuosa, divertida, entre pequeñas lomas bajas, con arena pero no muy técnica. Los primeros baobabs hacen acto de presencia. Bajo alguno de los más grandes y milenarios se asientan algunas cabañas que forman pequeños poblados de los que salen decenas de niños a saludarnos a nuestro paso, mientras los mayores nos miran en segundo plano, sonrientes.
Una vez llegamos a la localidad de Lompoul, sobre la hora del almuerzo, conducimos hasta el océano, donde hacemos un picnic en el pequeño bosque que da paso a la playa. Nos queda poca etapa, y toda por playa.
Los siguientes ochenta kilómetros hasta el Lago Rosa los hacemos de nuevo por la orilla del Atlántico, atravesando de manera esporádica pueblos de pescadores, hasta que finalmente salimos de la playa para realizar los últimos kilómetros, los más emotivos, pues rodean el Lago Rosa.
Y allí está, más rosa que nunca, visible incluso a nivel de suelo. Rodeamos el mítico lago lentamente, saboreando la sensación de haber cumplido un reto. Cuesta de creer, pero finalmente nos hacemos a la idea una vez nos dirigimos a la playa para recibir el banderazo final bajo el arco de llegada de la cuarta edición del Sahara Desert Challenge. Poco a poco van llegando todos los participantes y a media tarde, ya con todo el grupo junto y los coches y las motos aparcadas en la playa, descorchamos el cava y celebramos con un gran brindis colectivo la consecución de un reto, un sueño para muchos, un viaje inolvidable para todos, un hito para otros… El Sahara Desert Challenge 2015 ya queda atrás, y con él, un enorme puñado de buenos recuerdos que durarán toda la vida. Y el año que viene… ¡más!
Texto y fotos: Ignasi Calvo (GR11 Viajes)
Inscríbete en la siguiente edición del Sahara Desert Challenge.
Toda la información y registros aquí: http://www.saharadesertchallenge.com